TEMA: Situación
actual de los comunistas y los socialistas en México y de
la alternativa marxista de la Revolución Proletaria.
En nuestros días, a 166
años de la primer publicación del manifiesto del Partido Comunista de Carlos
Marx y Federico Engels, a 147 años de la publicación de la obra más importante
del socialismo científico, El Capital; en todo el mundo se hace urgente la
conclusión de la gran discusión y la critica estructural contra el modo de
producción capitalista, su fase imperialista y su modelo neoliberal de saqueo y
expoliación de los pueblos. La humanidad
entera tiene frente a sí la ineludible tarea de superar su prehistoria, de
superar la actual sociedad podrida, en la que el ser humano se descompone en la
miseria y a opulencia, en la carencia y el hambre y en el derroche y la
acumulación.
El régimen de la propiedad
privada y el dinero, que impone a sangre y fuego su concepción de la realidad,
su política y su economía, su educación y sus prejuicios, se mantiene y pone en la mira de la
destrucción la totalidad del balance de la naturaleza y la vida, por lo que a
la humanidad no le queda otra opción que resolver el problema que su necesario
desarrollo le impone, terminar de una
vez por todas con la explotación del hombre por el hombre, acabar con la
sociedad dividida en clases sociales y desterrar la prehistoria humana que
significa la existencia del imperialismo y la explotación asalariada en todo el
mundo y en nuestro país.
México cuenta con una vasta y
compleja historia de lucha de clases y desarrollo del capitalismo, historia de
la cual resaltan los últimos cien años con el surgimiento de las clases
beligerantes de la sociedad moderna, el proletariado y los campesinos pobres,
en franca disputa por la dirección de la sociedad con la burguesía, la
oligarquía financiera y el imperialismo.
Un proceso largo, donde el propio desarrollo
de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción han llevado
a la subjetividad colectiva del proletariado y las masas populares explotadas y
oprimidas a la construcción de procesos insurreccionales objetivos, congresos,
conferencias, brigadas guerrilleras, cooperativas y colectivos, sindicatos,
ligas y centrales campesinas, partidos
revolucionarios y ejércitos libertadores; para impulsar la historia por la
senda de la revolución de independencia de 1810, la revolución democrático
burguesa de 1910, la movilización ferrocarrilera, de las y los médicos y los
estudiantes en 1968 y el levantamiento indígena en 1994 entre otras getas de
nuestro pueblo trabajador que se cuentan por miles e su historia reciente.
Hemos arribado a la construcción
del Estado posrevolucionario que no deja de transformarse y reciclarse, que ha
usado del populismo y el corporativismo, de la reacción fascista y el
capitalismo monopolista de estado, que
ha ocupado la extracción de plusvalía relativa en un aparente estado de bien
estar a la mexicana, así como ha favorecido la extracción de plusvalía absoluta
que obliga a propios y extraños a recordar los tiempos de Don Porfirio y el brutal proceso de acumulación originaria del capital que le
precedió.
El Estado burgués en México se ha
mantenido la mayor parte del siglo XX subordinado al imperialismo
norteamericano. Ha usado reformas de apertura electoral y hecho su propia
versión de la democracia occidental liberal republicana y burguesa, mediante
una caricatura de “alternancia en el poder” y la admisión de nuevos partidos
políticos para la repartición del botín de millones de pesos, de la parte de plusvalía controlada por los
aparatos electorales. Con sus imperfecciones, procesos de cooptación y su intrínseca corrupción, después de la descomposición y la penetración
total por parte del crimen organizado,
sigue siendo un mecanismo eficaz para imponer la dominación de clase en contra
de los proletarios y las masas populares, en el campo y la ciudad. De aquí la
impostergable tarea de destruirlo y no dejar piedra sobre piedra de él.
La Revolución Socialista de
Octubre de 1917 y la primer experiencia, después de la Comuna de París de
marzo-mayo de 1871, de la construcción de la Dictadura del Proletariado y la
construcción del socialismo, así como la Revolución China de 1949, la
Revolución Cubana de 1959 y la guerra de liberación nacional y la revolución de
Vietnam en 1976; dotaron al movimiento comunista internacional de varias
banderas, reivindicaciones y tendencias que se mesclaron con los ya clásicos
debates contra el revisionismo alemán e ingles, al que se enfrentaron los
propios Marx, Engels y Lenin además de los acontecimientos que siguieron a la
Gran Guerra Patria contra el nazifascismo y su derrota en mayo de 1945.
Muchas han sido las experiencias
de los pueblos en el camino hacia el socialismo. A las revoluciones Rusa y
China sobrevinieron por mencionar sólo algunas las de Yugoeslavia y de Europa
Oriental, la de Vietnam en Asia, y la de Cuba en América. La experiencia de
lucha por el socialismo se ha visto enriquecida además por procesos que no
alcanzaron la toma del poder por parte del proletariado, pero que aportaron a
la ciencia marxista y a la experiencia de los pueblos en su camino a la
libertad.
Si bien es claro que muchas de
las diferencias que han surgido dentro del campo del pensamiento y el actuar socialista deberán
encontrar su resolución al calor de la lucha de clases y el debate abierto. Y
muchas otras que pudieran aparecer o expresarse, como el ecosocialismo, o el
socialismo andino o el socialismo del siglo XXI, deberán ser parte del
concierto por la unidad en la acción del movimiento marxista, socialista y
comunista, lo que debemos tener claro en este momento es que esta dispersión de
fuerza del comunismo en la segunda mitad del siglo XX fue motivo de gran parte de su debilidad para luchar contra
el imperialismo y la reacción, y que en esta etapa de la historia debemos
confluir en una sola gran fuerza heterogénea y plural, con puntos comunes que
permitan arribar a la transformación profunda de la humanidad y su forma de
organizar la sociedad sin clases y sin explotación.
Después de la fundación del Partido Comunista
de 1919 y las múltiples experiencias y
debates que le llevaron a la descomposición y la fundación del Partido
Socialista Unificado de México hacia los años 80 del siglo pasado, para terminar en el PRD, las múltiples
expresiones socialistas y comunistas casi se disuelven por completo. No sólo logró hegemonizar la tendencia
derechista y burguesa pacifista mecánica en contra de la lucha armada y peor aún en contra de la posibilidad de la
revolución proletaria y la necesidad de la dictadura del proletariado, si no
principalmente, se agudizó, después de la caída de la Unión Soviética la lucha
ideológica y política en contra de la clase obrera y su programa histórico, así
como de sus organizaciones y sobre todo en contra de su Partido, su necesidad y
sus posibilidades. Pocas banderas rojas
se mantuvieron en alto durante los años noventa y principio del siglo XXI.
Sin embargo la lucha
antineoliberal y las desastrosas consecuencias que ha provocado el capitalismo
y el imperialismo en el mundo y en México, han obligado a la movilización de
amplios contingentes de trabajadores y diversos sectores de la sociedad
damnificada por el saqueo y la rapacidad del régimen actual. La propia lucha de
clases ha dejado atrás el mito oligárquico del “fin de la historia y el fin de
las ideologías”, los intereses antagónicos de las clases componentes del modo
de producción capitalista ha obligado a reflexionar a las nuevas generaciones
en torno al marxismo y las diversas tendencias y expresiones, las viejas
generaciones y varias organizaciones que
vienen de los años 70, reivindicando la sección mexicana de la Internacional
Comunista de 1919 y diversas formas de
lucha, se han fortalecido con nuevos cuadros y militantes que han compuesto una
amplia gama de acuerpamientos nuevos con
raíces profundas y algunos de naciente construcción, que se combinan con
colectivos diversos de antiguas militancias partidarias.
Somos un movimiento de múltiples
expresiones, de diversas tradiciones y puntos de vista que incluso pueden
encontrar inflexibles contradicciones en
el debate. El territorio nacional se encuentra salpicado de expresiones
populares, académicas, estudiantiles, obreras, indígenas y campesinas que tienen
clara la única salida posible a la actual crisis capitalista, que ven con
claridad que esa única alternativa es el socialismo y que para impulsarlo y
llevar esa bandera a la victoria debemos ocupar y dominar todas las formas de
lucha y las más múltiples formas de organización. Lo que hace falta es
localizar los puntos de convergencia, de coordinación, de unidad y de
construcción frentista.
Este encuentro debe
poner el acento en esta última y clara necesidad, del amplio espectro del
pensamiento político y económico, de la amplia gama de la participación activa
de las masas en la lucha de clases, la lucha por el socialismo está en amplia
minoría y desorganizado en diversas expresiones. El Encuentro de Socialistas,
Comunistas y Marxistas, debe asumir la tarea de acuerpar, y colaborar en la organización
de esos diversos focos de expresión y actividad socialista, con respeto de las
diferentes escuelas y tradiciones sin intentar que sea una la que hegemonice el
proceso, si no logrando que la hegemonía común sea, por decirlo de alguna
manea, la del frente único de todo nuestro pueblo en la lucha revolucionaria
por el socialismo y el comunismo.
Como se ha dicho, es una historia compleja pero somos producto de ella y
la unidad de los comunistas y los socialistas en la acción depende de su
comprensión.
La capacidad de comprender a
profundidad a los clásicos del marxismo nos debe permitir concluir que es
momento de construcción y acumulación de fuerza con objetivos precisos, que el
centro de la actividad política de nuestras organizaciones debe volcarse a la
propaganda y la difusión del comunismo y el socialismo, de la táctica y la
estrategia de los explotados por la emancipación de la humanidad y que estas
ultimas pasan hoy por la lucha anti neoliberal, por la consolidación de un proceso
nacional y general de unidad proletaria y popular que en estos precisos
momentos significa elevar el nivel de organización y movilización de masas
hacia la Huelga Política General, tarea compleja para la que debemos buscar la
coordinación con organizaciones sindicales, campesinas, estudiantiles ,
populares, de muy diverso signo político e ideológico para avanzar en la
organización y consolidación de una fuerza mayor, de carácter frentista y
unitaria a nivel nacional que permita,
mayor organización y eficacia en la lucha callejera, la articulación de
diferentes formas de lucha y la elevación de la consciencia de las masas
para llevar nuestros planteamientos
programáticos a la victoria.
Si bien el estado actual de
nuestro movimiento es de dispersión, los objetivos de mediano plazo que debemos
imponernos son de mayor organización y difusión de los planteamientos del
socialismo y el comunismo. Convergencia y
Frente único en las filas de los socialistas, comunistas y marxistas
utilizando todas las formas de organización que le sean de utilidad al
movimiento, así como jugar un papel orientador, consciente y planificado; de
cohesionadores del conjunto del frente único de todo el pueblo para frenar a
los neoliberales, imperialistas y fascistas que saquean nuestro país en la
actualidad, apuntando en dos objetivos tácticos a mediano plazo, a) impulsar el
proceso unitario nacional que bien puede ser articulado con la Coordinadora
Nacional de los Trabajadores de la Educación y el Congreso Social hacia un Nuevo
Constituyente entre muchos otros procesos unitarios nacionales, regionales y
locales, en la perspectiva de la Asamblea Nacional del Proletariado y los
pueblos de México, y b) impulsando en campañas de propaganda, agitación y
organización desde abajo, llamando a la Huelga Política Nacional y General,
como un necesario paso de la lucha
popular, para mejorar las condiciones en
la correlación de fuerzas en contra de los opresores.
Apuntando estos objetivos
prácticos, estas tareas concretas, los comunistas, los socialistas y los
marxistas, podremos arribar a superar la actual situación, cualificar el debate
interno del movimiento y mejorar la capacidad de influencia en las masas
populares que al final del día, son las hacedoras de la historia.
¡Proletarios
de todos los países, uníos!
Comisión
Organizadora del 5º Encuentro de Socialistas y Comunistas de México.
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